ES NUESTRO DERECHO

A lo largo de mis días, a lo largo de mis semanas, a lo largo de mis meses y a lo largo de mi vida. Durante la hiper novedosa entretención a la que se me expuesto como ser humano durante mi crecimiento y del exceso en el que me he desarrollado estos últimos años. Durante las horas meses y años, cada segundo que pase por el sistema escolar convencional, escuchando interminables horas. si es que a dibujar y divagar en mi imaginación se le puede llamar escuchar, levitando de manera permanente en el aula, peinando las interminables charlas de mis profesores. de que cosas que sin vergüenza digo siempre me parecieron aburridas y quizás despreciables, sin ánimo de ofender a los grandes genios que nos proporcionaron semejante sabiduria, creo que y lo digo con grotesco pesar, pocos fueron los profesaron que no me indujeron en un estado perpetuo de aburrimiento.

No solo aburrimiento, me he sentido adormecido, anestesiado y controlado. Toda mi vida he vivido con esta sensación de engotamiento, de exceso, de privación.

Germinando dentro de mi y con fuerza he podido sentir una sensación que no podría describir de otra forma que no sea totalmente e intrínsecamente carnal, natural, Poderosa, más fuerte y nativa que cualquiera de las cosas que he podido llegar a imaginar, una voluntad, una ferocidad que creo yo es nula en nuestras generaciones. Es una euforia que mataría por el amor de una mujer, una euforia que desesperadamente anhela aventura y la oportunidad de demostrar su valía su nobleza, quizás llegar hasta los extremos mas ásperos de la existencia humana, experiencias que te arrancan de la piel esa mentira, ese cuento y distracción en la que vivimos dejándote con nada mas que tu cruda y verdadera naturaleza, tus eléctricas y terrenales intenciones del bien o el mal. quedando expuesta y desnuda no queda mentira en existencia, solo queda lugar para que la verdadera experiencia humana florezca, alcanzando cúspides de magnificencia de las que solo podemos imaginar.

 Se nos olvida entre, todo los que nos rodea y distrae, lo increíblemente divinos que somos ya por naturaleza, nacimos ricos, nacimos abundantes y prósperos. Hemos normalizado este sensación de malestar hasta el punto en el que se a convertido la norma, solo reservando la verdadera experiencia humana para las películas, historias o gente decimos nacieron privilegiados, no nos olvidemos por favor que es nuestro derecho vivir contentos y en armonía con nosotros, abdicó por rechazar rotundandamente toda cosa que se nos imponga o se espere de nosotros.

Quizás soy muy fantasioso, pero me cuesta conformarme con la idea de que la existencia de tanto experiencias y lugares secretos, se reserven el privilegio de existir solo en nuestra imaginación.

Creo mi mayor miedo reside en cuando cese de mi existencia, no haya tenido la capacidad, agallas, valentía quizás, de confrontar esta jaula, salir de manera vigorosa y experimentar maravillas, cesantes a lo lejos, esperando ser descubiertas.